sábado, 29 de marzo de 2008

Pagando deudas

Hace un tiempo prometí dar una mano a este mundo tan turbado por ideas irresolutas, como algún refrán o dicho. Bueno, es momento de cumplir con mi palabra, debo aclarar que esta ha sido una empresa harto fatigante, pues he debido indagar en lo más profundo de los anales de la historia de este país, pero poder dar con las respuestas a las dudas surgidas de estas maravillosas historias. Sin más, comenzaré.

“Le entró como Pacheco a los postres”

Tras un periodo de investigación considerable, un par de días, decidí que lo mejor era ir a la fuente, y así fue que emprendí mi viaje de descubrimiento, en búsqueda de la sabiduría de los que saben, de quien más sino.

Estamos en la localidad de General Pacheco, provincia de Buenos Aires, donde esperamos para encontrarnos con un viejo historiador de la zona, que tengo entendido, me dará información muy valiosa al respecto de la relación que tenia Pacheco con los postres.

Un hombre de unos 70 años se me acerca con una sonrisa en su rostro. Me dice “¿vos sos el que pregunta por Pacheco y los postres?”, a lo que contesto afirmativamente. “¡Ja, ya nadie se molesta por Pacheco, ni siquiera los que viven acá!”

Para esas alturas la sonrisa se había ido, pero me dio la impresión de que tenía ganas de quejarse y luego hablaría, así que todo lo que tenía que hacer era escuchar como se quejaba un rato y me daría lo que vine a buscar.

“Pacheco fue un general que estuvo con Roca en la campaña del desierto, o así me parece, el tema es que tuvo dos hijos, gemelos, eran idénticos, esto fue hace más de un siglo” por fin las quejas terminaron y lo jugoso empieza a asomar.

“Lo que recuerdo, es una historia que mi abuelo solía contarme acerca de estos hermanos pachecos y su padre. Parece, que el general era alguien muy estricto, y como todo general, le gustaba dar órdenes y tenía la idea de que había que ser muy puntilloso en la crianza de los chicos, pues estos podían fácilmente convertirse en delincuentes, en vagos. Y así fue que se dedicó a criar sus hijos bajo un estricto régimen de reglas muy específicas, pensando que así sus gemelos serían grandes caballeros algún día. Pero claro que los gemelos tenían otros planes, al fin y al cabo eran chicos.”

Mientras tomamos el té en un café de una esquina céntrica, los minutos pasan y el relato es cada vez más aburrido, pero bueno, ya estoy acá.

“El general vivía en una estancia a unos kilómetros del pueblo, por lo que no se lo veía mucho, solo una vez por mes, que iba a al almacén de ramos generales y se abastecía de víveres para todo el mes. Ese día, era especial para los gemelos, pues les tocaba ir al pueblo con su padre, pero, solo podía hacerlo un hermano por vez. Esto fue así durante un largo tiempo, hasta que los muchachitos pudieran ir solos al pueblo, la regla nunca fue rota.”

Cada vez más aburrido y este señor que no va al grano.

“Los gemelos tenían una fascinación por lo dulce, pero por las reglas del general, lo dulce era muy racionado en la estancia, pero los gemelos hacían lo imposible por conseguir algo dulce. El tema es que cada vez que alguno de los gemelos iba con su padre al pueblo, este le daba algo de dinero y lo dejaba diez minutos suelto por el pueblo, como para que se divierta, eso si, solo diez minutos y tenía que estar en el almacén sin chistar.

A la edad de ocho años, uno de los gemelos encontró lo que sería una confitería, donde hacían postres de todo tipo. El gemelo descubridor, le contó a su hermano lo que había encontrado en el pueblo y así encontraron su mayor fuente de dulce. Así que durante los diez minutos que tenían en el pueblo los aprovechaban al máximo en esa confitaría atragantándose con todo los postres que podían comprar y consumir en ese tiempo. Pero el tema era que los gemelos nunca dijeron que eran dos, entonces todos los meses en la confitería veían entrar un Pacheco corriendo por la puerta y entrándole a los postres de manera desaforada, por lo que cada vez que veían a alguien muy atolondrado hacían referencia a este hecho, que con el tiempo terminó por ser “le entró como Pacheco a los postres”, y esa es la verdadera historia de los postres y Pacheco.”

Ahora si, esto es lo que vine a buscar, el viejito se queda en silencio por unos instantes. Mi cara es de gratitud, con una reverencia me levanto y me despido. Por un breve lapso de tiempo encuentro satisfacción en los resultados de mi búsqueda, pero al rato pienso” que historia pelotuda la de Pacheco y sus postres”, pero la investigación es así, muchas veces ingrata y con resultados magros, pero en ese momento recuerdo este mundo turbado por dudas tan profundas que pueden terminar por destruirlo, así que acabar con algunas de esas dudas es mi contribución, por lo que reflexiono y sonrío.

Gracias a Roque por su historia y a Cacho el remisero que me llevó a Gral. Pacheco y me hizo descuento a la vuelta.

Para la Próxima entrega: “hemos encontrado el pancho gaucho” y resultados y análisis de la encuesta: “la gente se cansó de tanta mierda”

5 comentarios:

matu cella dijo...

clap clap clap,
una vez mas maestro, sensacional...

Juan Manuel Moyano Latorre dijo...

se agradece, como siempre, esa fidelidad, gran abrazo

cala dijo...

que grande juancito, siempre sorprendiendo... un dato mucho mas que de color!
esto es como cuando dicen: "Ahi esta la madre del borrego!"

El_Fenan dijo...

Grande PAPA!!!!!
Genial, se agradece, esas historias contadas, con amargura resignación y tu tipica y caraceristicas "mala leche", y "leche Hervida" que no es lo mismo pero tampoco es diferente.-

Saludos de estas pagos.

Un Calvo Como lo seremos todos..

Agustín dijo...

Exelente super disparado y eficaz relato! Bye LIDER!!!.....para, ya voy!!!...fuck you textmarker 49 (our friend F. Castell). Ahora si, adios!!! tu fiel cancervero.