domingo, 7 de diciembre de 2008

“Timing” de la vida misma

Mi afición por la generación de conceptos, por supuesto, ninguno verdaderamente científico, me ha llevado a pensar distintas cosas, objetos, etc., desde un desglosamiento de los distintos conceptos que conforman ese objeto. Así, el tiempo me ha llevado a pensar, desde esta visión, en la vida misma.
Al intentar conceptuar distintos aspectos de la vida, logré identificar un GRAN concepto, valga la redundancia, que me parece valido mencionar.
Este concepto que me llamó la atención es eso que voy a llamar “el timing” o para argentinizarlo podemos decir “taimin”, muy bien, veamos.
El “timing” es básicamente una sucesión de hechos y circunstancias que se dan al mismo tiempo y en un preciso momento de nuestras vidas, ya sea que el “timing” dure unos minutos o unos días. El mismo, puede ser de índole positiva, negativa o simplemente molesta, también puede generar resultados variados, ya sea que todo lo que se junta a través del “timing” puede ser superado con éxito o no y en el medio distintos grados de éxito.
El “timing” puede ser confundido, a veces con razón, con la frase que dice: “me sigue una nube negra”, la diferencia mayor que existe entre ambos conceptos en que el “timing” puede ser un cúmulo de circunstancias positivas, cuando la “nube negra” siempre es relacionada a la “mala leche” o suerte desgraciada. Por esto, no debemos atribuir al “timing” una carga negativa o peyorativa, dado que, por lo expuesto, esto sería cometer un error.
Con la definición básica del “timing” en nuestras manos paso al relato de situaciones explicativas del concepto aquí tratado. Par el caso se darán un ejemplo que los lectores juzgarán si se trata de caso con una carga negativa o de “mala leche” o positiva o de “qué ort…”, para dejar abierta la invitación a buscar en sus memorias situaciones, no tan explicitas o extremas como la aquí relatada, pero que seguramente asenttaran lo antes dicho.

No recuerdo exactamente el año, si que era jueves, pero lo más impotante, recuerdo una sucesión de hechos que casi cambian mi vida por completo. Todo comenzó en un julio que marcaba el fin de un cuatrimestre más en mi carrera universitaria. El primer aviso de “timing” fue cuando tomé la feliz decisión de salir hacia Viedma desde Cap. Fed., para ser más preciso, de la estación terminal de Retiro, allí me dirigí luego de dejar todo organizado como para que a la vuelta no haya pasado nada con nada de lo que no debía pasar, en fin, la cosa es que en esa época Retiro se llena de mucha, pero mucha gente que quiere, como yo y con todo su derecho, irse de vacaciones. Al llegar a Retiro, por cierto en hora pico, ya se respiraba un aire de mal momento, no solo para mí, para todos los pasajeros, claro, el vivir en un frasco durante la época de finales me hacia un ignorante de las nuevas noticias, por lo que me encontré anonadado con la noticia de un paro de chóferes de larga distancia, pero nos dijeron que aguardemos, cito “a ver si se soluciona el problemita este”. El tema es que no se solucionaba y las horas pasaban, yo que debía haber partido a las 7:40 PM, no lo había hecho y eran ya las 2 AM, por lo que decidí irme a dormir y esperar por noticias al otro día bien temprano, por lo que debía levantarme y llama a eso de las 7:30 AM, y así fue como me levante a esa hora para escuchar que no salía ese día a la mañana, que llamara a la tarde. Bien, hasta aquí, puede ser que hablemos de un mal momento singular.
A la tarde, con la confirmación de que no viajaba ese viernes a la tarde, tampoco, me dirigí a lo de un amigo para buscar unos discos que quería y no había ttenido tiempo de buscar antes, bien, a los pocos metros de haber salido de la casa de mi amigo con los discos en la mano, cruzo la calle y siento un fuerte golpe que me tira al piso, pero del susto o de reflejo me levanto y termino de cruzar la calle, lo ocurrido fue que, admito no haber cruzado por la esquina, un taxi en marcha atrás me embistió sin miramientos, por suerte solo fue un golpe que me dejo con un poco de dolor en las costillas por un par de días, pero nada más. Aquí, el segundo hecho en menos de 24 horas.
Finalmente, el viaje al sur comenzó, claro que salí el sábado a las 11 AM, más de un día y medio de atraso, pero eran buenas vacaciones, no me molestaba mucho.
Al llegar a Viedma, a las 11 PM, cené unas salchichas y a una fiesta con amigos, así que si tenemos en cuenta el cansancio y lo poco que había cenado, dure fresco un par de horas en Viedma, a lo que comienzan los hachos que trataron de socavar todo el gozo por la vida que tenia.
Cerca de las 4 AM me dan una noticia relacionada a lo afectivo, que fue confirmada poco después, que me golpeo bastante duro, pero que se le va hacer, todo pasa como dice Don Julio, así que la noche termino medio bajón, si se me permita la expresión.
Bien, domingo de resaca, mal humor y tristeza, pero no mucho más. Lunes, fiebre, gripe, fuerte, como para quedar encerrado. Martes, día del amigo, muy festejado por ese entonces, yo, en casa, solo, en cama, mi hermano y mis amigos de joda, es más, un amigo parando en casa, llegan a la mañana y me despiertan con un pedo y con lo maravilloso de la puta noche y fiesta del fucking amigo del orto, yo con gripe, ¡que bueno! Respondí.
Resto de la semana, sin mayores sobresaltos, sábado (porque el viernes seguía guardado), otra vez, ah, la revancha, mía al fin, pero, a mitad de la noche me preguntan: “qué tenes en la cara”, un espejo me muestra la cara muy hinchada de un costado y al abrir la boca se ve a simple vista, muy simple vista, un flemón del tamaño de un chupetín bolita, que era lo que parecía que tenia cuando cerraba la boca. La re putísima madre que lo re mil re contra re mil parió, fue mi pensar entonces y después también.
Lunes, al dentista, tratamiento de conducto y nervio destrozado, vaya uno a saber por qué mierda, pero luego de un buen rato, el dolor cesó.
Esa, fue la primera semana de vacaciones que tuve el agrado de disfrutar aquel año, y así y todo, fueron unas grandes vacaciones que pude disfrutar con mi familia y mis amigos.

Bien, dejo así el ejemplo de un “timing” tan preciso que creo y deseo, que no se va a volver a repetir en un buen tiempo, aunque con el “timing” todo puede pasar al mismo tiempo, para poner nuestras capacidades a prueba.