viernes, 31 de octubre de 2008

Slow Motion Picture?

Tengo la sensación de que toda mi vida, desde mi adolescencia en realidad, he tratado de matarme, pero con una lentitud tal, que creo que tendría que vivir más de cien años para poder cumplir mi misión y matarme al fin. Tal es el ritmo de aletargado de suicidio que ha logrado aburrirme, si es así, me aburrí de este daño constante, pero casi inofensivo, que he estado produciendo hacia mí persona. De todas formas, son unos cuantos años de este comportamiento, iba a decir animal, pero no he hecho mucho salvaje para matarme, así que no, mejor digo comportamiento inadecuado y ligeramente insalubre. Bien, recuerdo algunos incidentes a propósito de esta conducta, una vez salte unos barriles de algo con mi bicicleta, caí mal y me di la cabeza contra el asfalto, pero no paso a mayores, otra vez comí muchas papas fritas, pero ni el colesterol me subió, en otra ocasión prendí un cigarrillo, pero después de un tiempo lo único que me trajo fue algún catarro y menos plata en el bolsillo, así que me canse y hace un tiempito lo deje. Tantos recuerdos de mis intentos inofensivos de auto inflingirme la muerte, son muchos, las cervezas, cuantas y nunca nada, ni un coma alcohólico, solo algunas borracheras y otros tantos papelones. Ah! Ya me canse, al parecer, igual todavía alguna comidita en exceso me voy a mandar y alguna birrita demás también, pero ya me cansé, va, mi cuerpo parece un poco más cansado que yo y me ha estado recordando que no le gusta nada lo que he estado haciendo con él, así que me tiró la bronca y ahora estoy con una dieta y dos pastillas diarias y un polvo de no sé qué después de cenar, esto es por un tiempo, espero, porque reventé el sistema digestivo. Mis piernas también se hacen notar y si no me opero la rodilla en un tiempo razonable, también va a reventar, pero mucho peor. Y así estamos estos días de noticias fuertes para el físico de quien suscribe, al parecer no solo mi intento de suicidarme muy, pero muy lentamente es aburrido, sino que después de un tiempo deja algunas secuelas muy molestas, así que simplemente digo que me llene las castañas, para graficarlo de una manera más legible, y como dice un tal Fran “acabemos con esta farsa”.
Bueno gente, cuídese un poco, si no lo hace, no se preocupe, la medicina es cada vez más moderna y con algo de plata, lo médicos que se consiguen son muy buenos, y si eso tampoco le va, bueno reviente cual piñata de cumpleaños que después alguien barre el piso.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Hojas sueltas

Ayer, por dar a usted un momento en el tiempo, en la calle donde viven tantas gentes, por decir de un lugar, se me perdieron las ansias de una derrota, porque, paradójicamente, la encontré. Esa tarde fui derrotado, abatido, como el peor de los roedores, cazado por la majestuosa ave de rapiña, la que todo lo alcanza. Y así fue que no opuse resistencia a los ataques, claro, por mis ansias. La derrota enseña, dicen algunos, pero yo no he aprendido nada, solo perdí mis ansias y tal vez, mi voracidad por saber que ocurre, los encuentros, ya no son lo mío.

Y es así que pedí el sentido, aun no lo recupero, pero no me molesta, mientras nada tenga sentido aquí, yo no voy a estar desubicado, pero me preocupa otra cosa. Lo difícil que puede ser perderlo todo, uno normalmente nunca pierde todo, solo algo. Pero perderlo todo, eso es algo fantástico, imposible, aun así, sucede todo el tiempo, en nuestro alrededor, solo que tenemos el problema de haber perdido la aceptación de lo cotidiano y hemos anestesiado esta cotidianeidad con mucha, pero mucha normalidad.

El gran plan que hay en todos, ese que está latente, solo saldrá a la luz en la situación correcta, creo que el pederlo todo lo amerita, por lo menos una insinuación a este. La verdad, ya nada importa, porque ya nada tendrás. Perfección en la ausencia, ese es el logro de perderlo todo, para muchos es suficiente como para descansar en paz, pero para otros, la perfección es solo el comienzo del fin, eso los pone un poco nerviosos y muy temerosos.

El fin es simplemente lo que viene después de todo, después de cualquier cosa viene el fin, no puede ser de otra forma. Después de algo o viene otra cosa o la nada, y ambas cosas significan el fin de ese algo anterior, así que temer, nervios, no hay motivos, convivimos con el fin en todo momento, pero otra vez, no lo aceptamos y ahí quedamos pasmados por lo abrumadora que puede ser la verdad hecha un golpe de puño al mentón, mi derrota, quisiera poder aceptarla, eso sería aprender de ella.

No estamos hechos para aprender de una derrota, siempre queremos volver a perder, al fin y al cabo, todo se trata de perder algo más que una pelea.