jueves, 27 de enero de 2011

"Salto de fe"

Hace tiempo que no hago esto, debe ser por alguna razón, es decir, ¿por qué si no? Pero para respuestas tengo tiempo. Por ahora solo vuelvo.
Siempre que me encuentro con esta sensación de necesidad de decir, contar, mostrar algo, circulo por una delgada línea. Esa delgada línea que de un lado tiene a alguien mostrándose como quien que sabe lo que hace y del otro lado a alguien con temor de mostrar lo que cree que sabe. Entonces, sólo entonces, camino por esa línea sin mostrar nada de eso, pero sin temor a hacerlo.
En los últimos tiempos, digamos, he recobrado cierto interés en aprender, en buscar el saber por el saber mismo. Este interés me lleva a volver a leer discusiones que tenia descuidadas, a buscar distintas interpretaciones de temas que pueden enriquecer posturas que uno tiene ante “la vida misma”, cosas como recuperar viejos teóricos que vieron estructuras o funcionamientos en lugares que hoy son esenciales para el funcionamiento de, pongámosle, el Estado. Cosas como volver a leer una noticia desde distintas ópticas para poder analizar y generar una nueva y más sólida visión al respecto. Puedo comenzar, por ejemplo, con el caso wikileaks, que tiene interpretaciones que van desde un simple descuido de alguien que tomo estado público hasta teorías conspirativas globales, o puede darnos una idea del manejo del flujo de información por parte de los medios a nivel internacional, puede también llevarnos a confirmar sospechas o a levantar sospechas respecto al funcionamiento de la verdadera diplomacia. En fin, una sola interpretación del tema, sería cuando menos mezquina. Pero no quiero hoy profundizar en ningún tema en particular, sólo intento mostrar que mi espíritu inquisidor, léase curioso, aún ronda mi ser. Porque el preguntarnos por qué las cosas son como son y no de otra forma puede llevarnos a distintos tipos de respuestas, que a mi entender son las básicas. La primera de ellas es que no hay respuesta, pues, hay cosas que son como son, solo porque si y no hay más que llegar a aceptarlas. La segunda es la más esperada de las respuestas, o sea, encontrar la respuesta esperada, suena redundante, pero es así. Generalmente preguntamos algo esperando cierta respuesta determinada, determinada por nuestra lógica de pensamiento o lisa y llanamente por nuestra forma de pensar (o algo así). Luego, tenemos la respuesta que no deseamos tener, la que nos dice una mala noticia, que hemos cometido un error, etc. Y finalmente, tenemos la respuesta que nos sorprende, esa que no sabíamos si esperar o no, esa que se da cuando hacemos lo que me gusta llamar “un salto de fe”, si bien puede parecerse a la respuesta esperada no es el caso, ya que la duda es el principal ingrediente que esta contiene y lo que busca no es reafirmar un conocimiento previo, si no, simplemente echar luz sobre un asunto, una situación, o cualquiera sea el caso.
Lo que nos motiva, nos acciona a realizar estas preguntas es el coraje a enfrentar una respuesta inesperada, es esa acción que, repito, me gusta llamar “salto de fe”, es eso de tomar riegos necesarios o innecesarios, eso que hace la vida más interesante. En definitiva, eso que nos hace llegar más lejos, darnos vuelta y ver que el que sólo había que jugársela un poco, que avanzar ciegos no hace ver otras cosas, auque sea la cara del medico preguntándonos si estamos bien.