miércoles, 27 de mayo de 2009

Entrega dos (prox entrega tres)

II

Caminando me encontré, tras un buen desayuno, ah! El sueño era eso, solo un sueño. Todo lo experimentado pareció tan real que aun podía sentir el dolor en el pecho y las preguntas que no podía dejar de pensar ¿qué haría si pasa algo así? ¿Cómo sobrellevar una noticia de ese tipo? Los recuerdos me ayudaron a responder. Siempre recuerdo sensaciones de grandes momentos, malos y buenos. Recuerdo el día después de una perdida. Uno empieza dejar esa imagen del fin del mundo para comenzar a tomar aire una vez más, eso es, una vez más, nos levantamos y respiramos una vez más, lo inevitable ya no pudo ser evitado, qué más queda que avanzar, la sensación es de que ya está, ya pasó, extrañar es lo que queda de todas las cosas que se cruzan en esos momentos, pero no más que eso.
Y así seguí mi camino a un día más, como casi cualquier otro. Y en el medio todo pasó, todo lo que esperaba y todo lo que no esperaba. El tiempo jamás se detuvo por nadie, por qué iría a hacerlo por mí. Esa es la suerte que tenemos, el tiempo nunca para y eso es la enseñanza del día.
A medida que el día llegaba a su fin, volvieron los temores, los sueños pueden darnos una mala pasada, pero también una gran alegría, y así fue que me fui a dormir con ansias de soñar algo excelente. No antes de pensar mí próximo día, llegué a la cama. Pero antes de eso, la cena, ahora con todos los sabores a flor de piel, casi al extremo, como para darme la última buena noticia del día, disfrutar de una buena comida, eso fue fundamental para dormir con la sonrisa enmarcada por mi cara. Todos deberíamos cenar algo que nos satisfaga el apetito por los sabores, para empezar todos deberían poder comer algo todos los días, pero sabemos como funciona esto.
Logro entrar en las profundidades de las sábanas y me acomodo para lograr que el calor llene la cama, pero no tan rápido, el fresco de la cama también se disfruta.
Abro los ojos en un auto que jamás manejé, de hecho no manejo en la vida real, pero lo estaba haciendo y bastante bien, pues era una competencia, he iba peleando la punta.
De repente todo se va fuera de control, el auto comienza a girar, el volante ya no está en mí poder, es alguien más el que conduce, creo saber que esta persona puede recobrar el control, pero algo me dice que me agarre fuerte y ese algo no se equivoca. El volante ya no está en control de nadie y gira a placer de la derrapada. Muros que aparecen de la nada se acercan peligrosamente, lo inevitable es, una vez más, inevitable y siento el crujir de mis dientes apretados, creyendo que eso va a solucionar algo o que va a lograr que el golpe sea menor. De repente una vuelta, otra vuelta, otra vuelta, siento eternos los instantes y por primera vez creo ver al tiempo parar, si! Lo logré, he visto al tiempo parar! Pero solo es por lo inminente. De repente todo blanco, abro los ojos, desesperado por saber de mi suerte y una vez más el sueño fue mi engaño más perfecto, la agitación dura unos minutos y me pregunto si logré disfrutar de un gran accidente sin consecuencias, pero mi agitación me dice algo distinto a mi parecer, sin embargo sonrío y vuelvo a taparme, el cuarto está frío y mañana me espera un gran día.

1 comentario:

Bárbara Tarantino dijo...

como ya te dije , exelente! vamos por el 3!!!!!