jueves, 18 de septiembre de 2008

Despertar

Despertar, su deseo y su realidad, ambos se mezclan y resaltan los errores de la noche anterior.
Todo gira todavía, las paredes aumentan su tamaño y lo disminuyen sin consultarle.
Esas ganas del vomito, son fuertes ahora, pero no, todavía resiste su destino.
Es un lugar extraño, eso es alarmante para él, no sabe donde está.
El miedo crece, la arrogancia lo guió hasta ahí, pero ahora la ignorancia lo llena y lo congela.
Esa ignorancia es de proporciones apocalípticas, al menos para él, su mundo no es ese lugar apestoso, con poca luz, paredes húmedas, de pisos sucios y vidrios rotos.
El miedo sigue creciendo, qué pasó, qué hice, pero no lo sabe, no aun. Las preguntas se multiplican y la respuesta sigue siendo una, no lo sé, no lo sé, se repite constantemente.
Un sonido lo alarma, son pasos, alguien viene. Se incorpora, como puede, su espalda se apoya en la pared, sin su ayuda el mareo sería demasiado.
Los deseos ya no son los comunes, ahora solo quiere regresar, estar bien y esos pasos, que no sean nada malo. Pero nada sabe.
Los pasos se detienen, ahora ve una puerta cerrada, y piensa, está ahí, alguien se detuvo detrás de la puerta.
Su respiración lo ensordece, no puede oír que pasa, se agita y tiembla, la resaca es cada vez más fuerte, el miedo la agiganta.
Logra calmarse un poco y escucha, más pasos, se detienen detrás de la puerta.
Ahora son dos personas detrás de la puerta, piensa y se asusta más y reza, reza por su vida, no sabe que pasará.
La tensión lo mantiene en pie, pero sus piernas tiemblan cada vez más.
Escucha palabras, es otro idioma, no sabe que dicen esas voces, son hombres.
Cada segundo es más aterrador y la puerta sigue cerrada, por suerte, piensa.
Las voces cesan, los pasos se alejan, puede relajarse por un instante, pero el miedo sigue.
Busca la forma de recuperar sus fuerzas para salir de ahí, se promete cambiar, no sabe qué cambiará, pero se promete un cambio, tal vez eso malo que siempre hace.
Vuelve a intentar recordar algo, nada, solo sabe que salió de su casa y aun no ha vuelto.
La vida en un instante, cree verla pasar, su futuro solo es esa puerta, qué o quien está ahí. No lo sabe, pero sabe que debe cruzarla y se aterra.
Los segundos ahora son más largos, los rezos continuos, nunca fue muy religioso, pero hoy, no cree que nada más que su dios puede salvarlo y eso, eso está por verse.
Ya no importa lo que hizo, solo esa puerta le preocupa, del resto, ruega tener tiempo para pensarlo.
Han pasado unos minutos y el silencio es abrumador, nunca estuvo tan solo, pero es hora, la puerta debe ser abierta. Las dudas y los miedos se exacerban gracias a la imaginación y no saber que hay detrás de esas pulgadas de madera recortada. Todo se reduce a un solo impulso, vivir, es todo para él, es lo único que tiene en este horrible momento, su vida.
Intenta llegar a la puerta sigilosamente, alcanza el picaporte, es la ultima duda, girarlo o esperar, no hay muchas opciones.
La puerta se abre, nunca estuvo con llave, eso le extraña y lo ilusiona, piensa, “tal vez no he sido raptado, no dejarían la puerta abierta”. Dios, dios, dios, dios, eso es lo que repite una y otra vez, como si con eso bastara, no, piensa, los pecados, los estoy pagando, tal vez mi suerte viene a cobrar.
La puerta se abre suavemente, gracias a dios, dice, no hace ruido alguno. Del otro lado un largo pasillo y dos puertas más. Qué puerta debe tomar, el horror genera un fuego en su interior que es insoportable, eso lo apura a decidir con cierta resignación, como si el final se acercara y fuera inevitable.
Al acercarse a una de las puertas oye música, un piano, una guitarra, un bajo, una voz, la reconoce, “while my guitar gently weeps”, una mezcla de incertidumbre y curiosidad lo acercan a la puerta un poco más.
Una voz femenina que canta sobre el tema, la intriga es mayor y el miedo no es tan grande, la situación lo supera. Sin decidirse y en un impulso, abre la puerta.
La sorpresa es inmensa, jamás hubiera pensado ver eso. La habitación que se aparece frente a sus ojos le es familiar. El miedo y la angustia comienzan a transformarse en esperanza, su cuerpo ya no tiembla y la palabra dios en su cabeza cambia por gracias, gracias, gracias, eso es todo lo que piensa
En la habitación, un sillón, en él, una mujer sentada de espaldas a su llegada. La puerta se cierra detrás de él haciendo un poco de ruido. Ahora “a hard day`s night” suena, la mujer se voltea y lo mira sin ningún asombro. “por fin…” dice. Él respira fuerte y llora, llora como nunca lo había hecho y se arroja a los pies de su amada.
La humilde morada de la familia polaca de su novia lo había cobijado después de una noche plagada de excesos y lujuria.
Todo termino, al menos por ahora, pero no deja de pensar qué hubiera sido si…

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