lunes, 11 de agosto de 2008

Cuando los idiotas florezcan

El mundo es un compendio de idiotas que, llegado el momento, florecen para dejar de serlo. Todo lo que creemos, sabemos y vemos es creado por idiotas. No hay mejor definición de un ser humano, es que la idiotez marca nuestro rumbo, pues, vamos derecho al desastre, no lo digo yo, es algo avalado por una parte de la comunidad científica. Pero no me voy a referir al calentamiento global o la polución o a algo de eso que destruye el planeta, yo me refiero a la historia de lo cotidiano, a eso que todos llaman vida. Y como rectora de nuestros pasos, la idiotez, nos da la oportunidad de chocar contra paredes de grandes dimensiones y aun así no nos damos cuenta de lo bueno que esto puede ser. Son estos choques los que nos alejan de la idiotez, esta intenta despegarse de la responsabilidad de gobernarnos, es por eso que los pocos que pueden ver la pared, no llevársela por delante solo por el hecho de que esté allí y logran decidir chocar, esos son los que pueden llegar a florecer y dar un paso hacia el entendimiento, no me refiero a este como el entendimiento desde algo filosófico o relacionado con el saber más puro, sino al simple hecho de ver como todo es en realidad un gran momento de goce por tener la chance de estar acá y aprecio por el otro, que comparte ese goce de estar acá. Esa simple ecuación de “no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hagan a vos” ya no rige para los idiotas. Somos todos muy egoístas, soy muy egoísta, pero que le voy a hacer, todavía soy un idiota, como vos.

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