sábado, 7 de marzo de 2009

De obsesiones

Hay cosas que vienen con uno y otras que se van adquiriendo en el camino, pero creo que las más peligrosas, por así decirlo, son aquellas que se van incrementando, sobre todo por el poder que tienen de pasar desapercibidas.
Mis obsesiones, y he aquí una paradoja, vienen siendo una obsesión para mi, sobre todo en este ultimo año. Todos debemos tener alguna que otra obsesión, espero. En mi caso he logrado darme cuenta de muchas, de una cantidad de “costumbres muy apegadas” que tal vez, tal vez, sea un poco mayor a la del promedio.
Bien, definamos estas “costumbres muy apegadas” y diferenciémoslas de los caprichos por oposición. Por ejemplo, normalmente, un capricho se da porque el sujeto “Y” desea algo y solo desea ese algo, generalmente, el capricho está sujeto a una inmediatez de satisfacción y participación de terceros, quienes en un alto porcentaje, no desean participar, veamos: nuestro sujeto “Y” quiere un helado de un sabor determinado, pues en el momento en el que se le comunica que no hay más de este sabor, el sujeto “Y” comienza con su cambio de humor, que lo puede llevar a generar un malestar en propios y ajenos, alegando que solo desea ese sabor en particular y que en el mejor de los casos, desistirá de disfrutar de un helado, dado su particular apetencia de sabor, pongamos por caso, helado de dátiles árabes con algún alcohol de los Balcanes.
Bien, en el caso de las obsesiones, me veo forzado a separar distintas circunstancias o momentos de estas pequeñas cuestiones para poder así lograr una comparación más cercana con los caprichos.
Digamos que el sujeto “X” no le gusta dejar el volumen del televisor en número impar. El sujeto “X” va a intentar calmar sus ansias dejando el volumen en un número par, lo que no modifica la vida de terceros, salvo que estos tengan la misma obsesión, pero a la inversa, con números pares. He aquí la primera diferencia, las obsesiones, no solo no suelen necesitar la asistencia de terceros, sino que rara vez son confesas, salvo algunas evidentes, por lo que el fastidio a los terceros no es un tema recurrente en este caso. Por otro lado, si hablamos de fastidio, la no satisfacción de la obsesión puede o no provocar un cambio de humor, en casos donde la “costumbre fuertemente afianzada” está muy afianzada lo más probable es que existan cambios de humor, aun así esto no sucede siempre, a diferencia de un capricho no satisfecho. Hay también, ocasiones en donde los terceros actúan involuntariamente en la obsesión ajena, lo que es otra diferencia que los caprichos, donde la participación de terceros que en la mayoría de los casos se da por influencia directa del sujeto, en nuestro caso “Y”, a diferencia de “X” que no molesta a nadie pidiendo cosas insólitas y fuera de horario. Por ejemplo, si el sujeto “X” corta el tomate de una forma particular y repetitiva, es decir siempre de la misma forma, cuando un tercero, “Z”, corta el tomate en forma desprolija y al azar, sin un orden establecido, el tercero “Z” estaría indirectamente interfiriendo en la obsesión del sujeto “X” con dos resultados posibles, uno que el tercero “Z” comience a cortar el tomate tal cual la “costumbre muy apegada” del sujeto “X” le dicta o puede ver que tan profunda es esa obsesión y ver que tipo de cambio de humor puede generar, en el caso que el sujeto “X” plantee una queja con respecto del corte de los tomates. A su vez, la mayoría de las “costumbres fuertemente afianzadas” son de consecución unipersonal, digamos que son acciones que solo las llevan acabo los sujetos “X”, como por ejemplo el no pisar o pisar de determinada forma las líneas de las baldosas de las veredas, donde a diferencia de los números impares en el volumen de la televisión o el corte del tomate, donde otro puede tener el control remoto o estar cortando el tomate, en la calle el que va saltando para no caer en las peligrosas líneas que separan una baldosa de otra es el sujeto “X”.
Para finalizar, cabe una reflexión: las obsesiones las padecen los sujetos “X”, los caprichos, los terceros “Z”
Espero que esta reseña sea tan aclaradora como su intención. Otro día les cuento mis obsesiones.

domingo, 1 de marzo de 2009

Todo a su debido tiempo.

La velocidad de una mula cargada en medio de una montaña es proporcional a los días de doloroso regocijo en un postoperatorio, para el caso, ligamentos cruzados.
Regocijo, por la decisión tomada, la correcta. Doloroso, porque así lo requiere.
He llegado al mes, ese periodo de tiempo que creen una simple sucesión de días, treinta o treintiuno, según el caso. Pero no todo es simple, sobre todo cuando la paciencia es la joya más preciada.
Caminar no es un hecho más, es algo por lo que tengo que esperar y tuve que pagar, sin remordimientos, aun hoy necesito una ayuda para lograrlo. Lo cotidiano no es lo que parece en estos momentos, levantarse de la cama fue muy doloroso y no es una metáfora, lo considero un logro. Hoy va más fácil, pero costó.
Los primeros días de dolores intensos parecen haber quedado lejos, por suerte, ya puedo hacer muchas cosas, de esas bien simples y que uno no presta atención, por ejemplo no sentarme en el inodoro con la pierna estirada, lo que hace la faena un tanto más incomoda, traten y verán. Ya puedo caminar un par de cuadras, todavía con una muleta, pero tengo mucho más movimiento que en el encierro de los primeros días. La cama es para ir a dormir, no para estar casi todo el día, eso es un gran avance, estar unos días en cama yendo solo al baño es muy tedioso y paradójicamente cansador, pero ya pasó.
Creo que lo que más rescato de este primer mes es mi humor, no creo haber sido el enfermo mala onda, es más, estoy convencido de que tuve muy buen humor, a pesa de los fastidios del caso. De la operación en si, que decir, las drogas, cuando quieren, son buenas, muy buenas, tal es así que no recuerdo nada de lo que pasó en el quirófano. Probablemente con algunas sesiones de hipnosis logre recordar algo, pero con qué sentido, dejemos eso en el subconsciente o por ahí.
Y así estamos en la senda de la larga, larga, larga vuelta de un crack a las canchas, en enero o un poco antes tal vez.
Por ultimo un consejo, si se rompen algo, soluciónenlo cuanto antes, no tarden catorce años como yo, se van a perder de muchas cosas solo por el hecho de tener una escusa.