viernes, 11 de julio de 2008

El arrepentido

Yo soy un arrepentido, me arrepiento de no haber comido un poco más, por vergüenza, en ese asado con la familia de mi novia, tardé tres meses en volver a comer asado.
Me arrepiento de haber elegido una cátedra difícil por hacerme el que quiere aprender más y que después me maten en los parciales.
Como me arrepiento de haber prendido ese pucho a la mañana que mando derecho al baño antes de ir a una clase y me hizo llegar tarde.
Me arrepiento de haber abierto ese coñac y no tomarlo, ahora se me evaporó la mitad y yo sigo sin tomarlo.
Me arrepiento de haberme comprado una remera violeta de pana que es fea, me da mucho calor y lo peor de todo me parece medio bala, por suerte no la uso.
Me arrepiento de haber usado un truco en un video juego para pasar de nivel, ahora llegué lejos, pero la partida esta viciada de nulidad.
Me arrepiento de cuando pasó el cometa Halley en el 86 (tenia seis años) yo salí a verlo y no lo vi por que me distraje, ahora pasa en el 2061, no creo que pueda verlo.
Me arrepiento de no haber comprado un disco de Pearl Jam de edición rara por rata y ahora no poder hacerlo, sería una joyita entre mis discos.
Me arrepiento de no haber ido a ver a los Rolling Stones cuando vinieron la última vez, igual no tenia plata.
Me arrepiento de tantas cosas banales, nada de demasiada importancia, por suerte.

viernes, 4 de julio de 2008

La creación

Hace unas dos semanas, tuve la suerte agregar un adjetivo a mi persona, la de tío, soy tío, a mi me gusta pensar que por segunda vez, porque es imposible no desear ser tío de Fausti también, pero esa es otra historia. No solo tuve la suerte de entrar en ese selecto y bien aventurado club de los tíos, sino que pude recorrer los mil kilómetros que separan mis dos hogares, para conocer al susodicho. Y ahí estaba, tan frágil como la escarcha de la primera helada en otoño, pero con un vinculo tan fuerte que hacia olvidar todo lo malo del mundo en estos días, a veces, tan virulento, y lo primero que se me vino a la mente es lo maravilloso de la creación.

La creación, uno ha leído del nacimiento de imperios, ha visto crecer estructuras tan altas que se pierden en el cielo, he visto nacer cachorros, obras de arte, nuevas músicas, inclusive he estado cerca de algún que otro nacimiento, pero ninguno tan cercano como este, ninguno tan especial o con tanta gracia. Ninguno me había demostrado la verdadera creación.

Una vez, en una prueba en la secundaria me preguntaron “en qué radica la debilidad del hombre”, hoy sigo sin respuesta, pero aprendí en que radica la fortaleza del hombre, lo que es millones de veces más reconfortante, y vive en la creación, en un nuevo ser humano. El ver a un ser tan puro tan insignificante ante tamaño mundo, pero también, un ser con tanta grandeza como nada y todo al mismo tiempo, la viva prueba de la fortaleza de la vida ahí, por unos instantes en mis temerosas manos, ahí pude ver en esos ojos que apenas se abrían de a ratos, todo el potencial de una personita, y era vasto, era mucho lo que vi.

La creación tal vez sea obra de dios, de la naturaleza o tal vez algo mágico, pero existe y en ese momento estuvo ahí, ante mi, tan maravillosa y única, que cuesta pensar que ocurra a diario, porque si sucediera cada mil años aun así, bien valdría la pena esperar mil más.

Me considero un buscador de sabiduría, humilde, muy humilde, pero buscador al fin, y sin embargo, en ese momento vi como toda la sabiduría de viejos milenios y nuevos años se esfumaba para contemplar algo tan único que puede dejar absortos a todos, inclusive, hacer que el más necio y tenaz de los sabios abandone su búsqueda de una explicación, no la hay, es tan solo eso, lo inexpugnable, lo mejor del ciclo de la vida, la vida misma, que va a llevarnos a la búsqueda de nuestras mejores voluntades en nuestro tiempo para hacer que todo, cada detalle, valga la pena.

Y es eso nada más, sumado al deseo de haber conocido a quien puede cambiar al mundo, auque sea su mundo, para repetir ese ciclo que ningún matemático podrá jamás calcular de forma tan perfecta.